sábado, 22 de febrero de 2014

22 febrero apocalipsis...

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22 de febrero Apocalipsis.

La cíclica reaparición del Apocalipsis, una tendencia histórica en la humanidad, hoy se ve revolucionada por la cíclica necesidad de buscar un punto de quiebre en el flujo del tiempo y en los ciclos de noticias ávidos de reportar fenómenos extraordinarios. Según reportan distintos medios británicos, el Jorvic Viking Centre ha predicho la llegada de la batalla final de los dioses, el Ragnarok, este 22 de febrero (casualmente el mismo día de su festival anual) lo cual en la mitología nórdica supone un evento cataclísmico de proporciones cósmicas –incluyendo la destrucción de la Tierra, el Sol y la Luna y las muertes de los viejos dioses. Pero, como todo lo verdaderamente apocalíptico, este proceso es una revelación y una develación de un nuevo mundo, el cual emergería con renovados bríos, prados verdes rutilantes para una pareja que podrá gozar de este paraíso.


Antes de sonar la trompeta o en este caso el cuerno, (¿ya no es ni siquiera necesario decirlo?) habría recordar antiguas predicciones milenaristas que no se reflejaron al menos en este plano de realidad, como la que se asoció al fin del calendario maya (aunque algunos podrán pensar que la cercanía no es coincidencia y que aunque algunos no lo percibamos estamos en un proceso de transformación radical). En este caso todo parece tomarse más a la ligera, acaso como un pretexto para celebrar y actuar como vikingo. En York se celebrará el 30 aniversario de la fiesta de Jorvic, con una especie de farra volcánica, dejando sueltas a las valkirias, donde reinará la cerveza y el estruendo y se simulará el llamado del cuerno de los dioses, la bandera sonora de Ragnarok.  York es la ciudad que alberga al Centro Vikingo Jovic, el cual hizo la predicción, un museo y parque de atracciones vikingo de alta popularidad. 
Ragnarok7515-300x198La predicción del Ragnarok fue hecha por el Jorvic Viking Center, anfitrión del festival que lleva su mismo nombre, en un boletín de prensade manera totalmente escueta y pasajera solamente mencionando que “expertos han predicho el Ragnarok el 22 de febrero” y citando una ambigua declaración de su director justamente en sincronia con la mitología, 100 días antes de la fecha anticipada. El sitio de divulgación científica Pop Sci se burla diciendo que actualmente se puede decretar el Apocalipsis con un boletín de prensa. Al no publicar ningún tipo de cálculo o fuente podemos suponer que se trata de un truco de marketing para incrementar la asistencia a este festival y presenciar una simulación del Apocalipsis. Ahí mismo sonará el cuerno gjallerhorn tocado por el dios Heimdallr, advirtiendo la llegada del Ragnarok, el climax del festival Jorvic. Es innumerable la lista de medios que han publicado esta noticia sin investigar la fuente de esta predicción. 
En realidad tomaremos este “fin del mundo vikingo” como un pretexto para explorar el sentido de la cosmogonía nórdica y su visión profética, entendida desde una perspectiva simbólica y no literal. Ragnarok es el evento futuro narrado primeramente por el historiador y poeta épico Snorri Sturlson (admirado enormemente por Borges) en su texto del siglo 13 Poetic Edda. Este evento es precedido por 100 de días de preparación, un álgido invierno y varios desastres naturales, hasta culminar en las batalla de los dioses y la subsecuente muerte de las grande figuras del panteón nórdico, Odin, Thor, Freyr, Hemdallr y Loki. El evento es desatado cuando el nieto de Loki, el lobo Skoll, devora al Sol, y su hermano a la Luna, lo cual genera la respuesta iracunda de Fenrir y el surgimiento desde la profundidad de la serpiente Jormungand (una versión del Leviatán) –una batalla campal en múltiples frentes, tierra, cielo y mar  (“el techo de la ballena, la cadena de las islas”, citando a Sturulson).
La palabra “ragna” significa “conjurar” y es usada en referencia a los dioses creadores que tienen este atributo (“Thor es e nombre del dios pero es también el relámpago”); la palabra “rök”, sinfica “origen, causa o destino” o también en alguna acepción “crepúsculo”. De esta forma es interpretado como “el destino final de los dioses”, que en una civilización guerrera como la vikinga, no podía más que acaecer en una batalla, una conflagración cósmica que parece ser simbólica y astroteológica.
Quizás lo más interesante de esta visión es el hecho de que el paraíso está dado por la muerte de los dioses. Según Haraldur Bernarosson el Ragnarok en realidad significa “la renovación de los poderes divinos”, algo que fue interpretado así por el mismo Wagner. Podemos entender de nuevo aquí un apocalipsis cíclico, un rito de muerte y renacimiento elíptico: la transformación es perenne a diferente escala, cada año es un microcosmos de la totalidad del tiempo, eco de la eternidad.  El supuesto fin es sólo un punto de concentración de mayor energía para poder crear algo nuevo.

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